HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

miércoles, 26 de mayo de 2010

Fuck America, de Edgar Hilsenrath

Berlín. En la noche de los cristales rotos, del 9 al 10 de noviembre de 1938, Nathan Bronsky, judío y padre de familia, sufre de los nazis un demoledor linchamiento. A él le destrozan los huevos, violan a su mujer, prenden fuego a su casa, arrasan su negocio, confiscan sus bienes y bloquean su cuenta corriente. No les queda otra opción que escapar. La situación empeora por momentos y ya no queda tiempo. Esa misma mañana escribe al Cónsul General de los Estados Unidos de América para que les consiga visados de residencia en el plazo máximo de tres días para poder huir a América y éste le contesta ocho meses después diciéndole que deberán esperar mínimo trece años para la expatriación. Por lo menos hasta 1952. Cientos de miles de judíos en oleadas migratorias intentan llegar a Estados Unidos pero el sistema de cuotas de inmigración, sutilmente estudiado, busca desde hace veinte años el interés de un electorado marcadamente blanco, anglosajón y protestante. Su petición es inútil. América ya está harta de todos estos judíos bastardos que se apiñan en los puestos más altos de las universidades y Roosvelt en su política de interior no puede pasar por alto la tendencia antisemita de ciertas facciones de la burguesía americana poderosas en número ni resistir la presión de los aislacionistas y los antisemitas del Parlamento. El problema judío resulta demasiado engorroso. América les da la espalda y se desentiende. El tiempo pasa...

Nueva York, marzo de 1952. Finalmente la familia Bronsky consiguió los visados y emigró, pero ya sin brillo en los ojos. Con el alma perdida. Su hijo Jakob Bronsky rescató las cartas y ahora las lee en el Donald’s Pub de Times Square, un tugurio frecuentado por negros e inmigrantes. Él es un joven vagabundo, solitario, con cinco centavos en el bolsillo, sin trabajo, que siente la necesidad de escribir un libro, un best seller titulado El pajillero. Una novela basada en hechos reales, sobre los años de la guerra, con el fin de rellenar con la escritura ese agujero grande y negro que hay en su memoria. A partir de ahí le seguiremos continuamente los pasos, como si se tratara de un híbrido entre Charles Bukowsky y John Fante. Ambientes sórdidos frecuentados por putas y chaperos, pensiones de mala muerte plagadas de cucarachas, sus quebraderos de cabeza para trabajar de camarero, limpiaventanas, pasea-perros, lavaplatos o portero, siempre con míseros sueldos, trabajando para escribir y avanzar en su novela, a través de una vida austera, morosa y muchas duchas frías para calmar su polla, y así lograr escribir la última línea de El pajillero. Un testimonio sobre la Shoa, el gueto, la gran muerte, la desesperación y la esperanza.

Un libro sesgado contra la violencia y la barbarie, que nada dice en contra de la limpieza étnica que ahora comete Israel contra los palestinos invadidos, y dedicado especialmente a las nuevas generaciones de Alemania. Narrado con crudeza e ironía, atraviesa las capas más infrahumanas del underground americano para buscar, rebuscar y dar de una vez por todas con la clave del sinsentido. Destacan el negro enorme que orina en los baños del Donald's Pub y la psicóloga Mary Stone con la que podrá profundizar en la tragedia. El final es expectante y muy divertido. Hasta Max Brod, el descubridor de Kafka, jugará un papel fundamental en el desenlace. Todo muy risible, con párrafos salpicados de literatura pero falto de coherencia.

Fuck America es el cuarto libro editado por la Colección La Mujer Cíclope de Errata Naturae, que no sé si por error o adrede cometen una vistosa incorrección en la página 258 escribiendo "alún" en lugar de "algún". Paradojas de la literatura aparte, conocer a Jakob Bronsky, el Arturo Bandini del Holocausto, un poeta de alcantarilla que lucha por su buena vida, nos puede generar sensaciones disparatadas. A mi particularmente me ha sorprendido que este escritor deteste al Premio Nobel Kertész por considerarlo más un documentalista que un literato. Creo que Hilsenrath a sus 84 años no busca la verdad. Con este libro ha querido descubrir lo mal que se portó EEUU con los judíos con tono tendencioso y vengativo. Se declara judío, ateo y sionista, muy preocupado por la presencia de nazis en la Europa del este y Rusia, según él, por antiguos fascistas que pueden resurgir en cualquier momento. Sin embargo no muestra ningún tipo de interés por el genocidio palestino o la sistemática colonización que impera desde la sádica Israel con su Muro de la Vergüenza, como bien anuncian la mayor parte de los intelectuales, entre ellos, Noam Chomsky, Paul Auster, Jonathan Safran Foer, Saramago, Galeano, Jean Marie Le Clezio y un muy largo etcétera jasídico. Así que Fuck America, bien, pero por proteger a la Fuck Israel.

“Los americanos deberían haberlos salvado en 1939.”

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