HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

jueves, 17 de julio de 2008

Gea y los elogios de Rudyard Kipling


Gea es la musa felina a la que adoro. La ciencia dice de ella que pertenece a la subespecie felis silvestris lybica, o Gato Montés Africano. Su pelaje sedoso es de un gris perla jaspeado que te roba inquietante la mirada. Es el Oro de los Tigres. Un regalo elegante de la naturaleza. Sus ancestros sintieron la tragedia del acoso, pues, fue divino para los egipcios pero infernalmente maléfico para la Europa de la Edad Media. Fue hostigado, perseguido y asediado al igual que el sapo y la serpiente. Por su deliberada independencia y el poder de su caza nocturna, se le consideró una manifestación del diablo y, como tal, fue perseguido casi hasta su exterminio. Se lo relacionaba con brujas y hechiceras, aún siendo sólo mujeres que cuidaban de ellos. La aniquilación de este felino provocó casi su extinción, y eso, supuso la proliferación de ratones y ratas que contribuyeron a difundir graves enfermedades en toda Europa, en especial la epidemia de la peste. Mientras tanto en Extremo Oriente los monjes budistas criaban gatos sagrados, y en Japón se les dedicaban cuidados especiales y se les consideraba un objeto de culto. Después de todas estas sañosas y encolerizadas persecuciones medievales, y sus desastrosos efectos, se dio paso a una mejora de la situación y el gato casero se revalorizó dignamente. Todavía no era tan apreciado como otros animales domésticos, pero comenzó a tomarse en consideración su habilidad para la caza. Entre finales del siglo XVII y principios del XVIII ya estaba plenamente aceptado. A partir de ese momento comenzó a aparecer como personaje de fábulas y cuentos, donde se describía su carácter: astuto, independiente, simpático y fascinante. Un ejemplo de belleza, solemnidad y refinamiento.

El gran escritor Rudyard Kipling (autor entre otras obras, de El libro de la selva) nos entregó una sugerente explicación de cómo llegaron los gatos a nuestras casas:

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La mujer primitiva, con su magia, había "domesticado" al perro, al caballo y a la vaca y los había llevado a la cueva del hombre para que trabajasen para él. El gato se presentó voluntariamente, pidió leche y un lugar junto al fuego: . La mujer se comprometió a acogerlo si era capaz de suscitar tres elogios.

Primer Elogio
Una mañana, el hijo de la mujer se puso a llorar desconsoladamente. El gato tendió suavemente su patita de terciopelo y le acarició una mejilla al niño: después se restregó contra sus gordezuelos muslos y le hizo cosquillas bajo la barbilla con la cola. El niño empezó a reír. La mujer sonrió y elogió al gato por primera vez.

Segundo Elogio
Poco después, el niño comenzó a llorar de nuevo porque el gato se había marchado. El animal regresó y sugirió a la mujer que atase un hilo a un trozo de madera y lo arrastrase por el suelo: hasta que el niño se acostó con el gato entre sus brazos. El animal comenzó a ronronear, primero fuerte y luego suave, hasta que el niño se adormeció. La mujer sonrió y volvió a elogiar al gato.

Tercer Elogio
Mientras la mujer se peinaba, entró en la cueva un ratón y, aterrorizada, se subió al taburete. El gato dio un salto y atrapó al ratón, por lo que se ganó el tercer elogio y el favor prometido. A partir de aquel momento se instaló en casa.

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Gea, la Perla Gris Jaspeada, desde el primer día, fue bienvenida y elogiada para habitar en mi vivienda amurallada. Llegó a mi desde las letras de un anuncio publicado en el Heraldo de Aragón cuando tan sólo contaba con dos meses de belleza. Recibe tres alabanzas diferentes cada día, pues, al poco de tomar contacto con ella, uno entiende que los gatos son animales superiores. ¡Y que el Tiempo salve a los gatos, por los siglos de los siglos! Miau.

Fuente de foto: "Gea".- Tránsito®

2 comentarios :

Anónimo dijo...

¡Qué gata más guapa! Está toda elegante en esa pose y con esos ojazos :) Ya os mandaré una foto de Eren por correo. Besos!

Anónimo dijo...

Siento pasión por los gatos, pero no tengo ninguno por temor a que destroce la casa, pero como los añoro, tu gata es un sueño, !Quiero una igual!!